Ratas en el Desván

En el capítulo: Finjamos, del 4to libro de su obra Mero Cristianismo, C.S. Lewis habla de algo que a todos nos pasa, nuestros temperamentos que salen a relucir en nosotros en los momentos menos esperados. Tenemos toda ésta situación muchas veces fuera de nuestro alcance, y cuando nos damos cuenta ya es muy tarde para reparar lo que hemos hecho. Lewis compara en este capítulo a esos temperamentos con ratas en un desván. Citando:

‘‘Está claro que lo que surge espontáneamente, antes de que el hombre tenga tiempo de ponerse un disfraz, es la verdad. Si hay ratas en el desván es más probable que las vean si entran allí de repente. Pero ese «de repente» no crea a las ratas; sólo les impide esconderse.’’

Frente a la gente y mientras el momento nos los permite, nos comportamos como las personas que creemos debemos ser, en otras palabras, fingimos. Y esto me confrontó muchísimo cuando leí este capítulo. Fingimos ser buenos amigos porque creemos que debemos serlo en el momento, fingimos ser buenos estudiantes, fingimos ser consuelo a alguien porque suponemos es lo correcto, y así mismo pasa en muchas situaciones. Pero todo es una farsa. Conservamos esta mala actitud en nosotros siempre y cuando pasa aquel «de repente», sale todo a la luz, como ratas en el desván.
‘’Del mismo modo, lo inoportuno de la provocación no me convierte en un hombre de mal carácter; sólo demuestra el mal carácter que tengo. Las ratas siempre están allí en el desván; pero si entran dando gritos se habrán puesto a cubierto antes desde que hayas encendido la luz. Aparentemente, las ratas de la vindicación y el resentimiento siempre están allí, en el desván, de mi alma. Y ese desván está fuera del alcance de mi voluntad consciente.’’
¿Sabes qué? Ese eres tú y ese soy yo. Lo que pasa en el imprevisto, pero no te traumes, Lewis dice en el mismo capítulo: Yo he estado hablando como si fuésemos nosotros los que lo hiciéramos todo. En realidad, por supuesto, es Dios quien lo hace todo. Por más que tratemos de esconder esas ‘‘ratas’’ en nosotros, siempre estarán ahí, pero Dios puede ir aplacando ese temperamento que nos hace sentir incomodos. Rindiéndonos a Dios, el irá haciendo de nosotros mejores personas, hasta llevarnos a ser como Cristo (de esto es exactamente que trata el capítulo). Esto quizás no será de la noche a la mañana pero ten pendiente algo: Hoy eres mucho mejor de lo que fuiste ayer, porque Dios continúa trabajando en ti.

Ahora, no es malo tratar de ser buena persona, si se hace con buena intención, en otro caso sería hipocresía, pero siempre y cuando quieras crecer y ser mejor persona, tratar de parecerlo no es malo, aunque se aloje un mal temperamento en ti. No hay persona es perfecta.
Por lo demás les recomiendo la excelente obra de C.S. Lewis, Mero Cristianismo. Y espero haberles ayudado.

Y estoy seguro de que Dios,
quien comenzó la buena obra en ustedes,
la continuará hasta que quede completamente terminada
el día que Cristo Jesús vuelva.

Filipenses 1:6 (NTV)

Ten un gran día y Dios te bendiga.
Hakeen Cuesta

Comentarios

  1. La importancia de la observación de uno mismo es mayúscula. Me doy cuenta de mis malas actitudes a diario. No obstante, me rindo a Dios en oración y clamo porque su obra siga transformándome cada día y sí, algunas ratas se han encogido y otras han desaparecido completamente. ¡A él sea Gloria en todo tiempo!

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