Morí Escuchando A Louis Armstrong
Como dice un amigo:
La vida es bella, a pesar de todo; y aunque haya momentos en los que quisiéramos
tirar la toalla, irónicamente los momentos que nos hacen querer seguir deseando
la vida son esos en los que decimos: Estoy
tan bien que podría morir en este instante. CUIDADO! No hablo de quitarse
la vida, hablo de sentirse tan espectacular que casi sientes que tu espíritu toca
el cielo, que nada puede salir mal y que nada puede molestarte, ese pequeño
sabor a gloria en tu paladar, como escuchar música de Louis Armstrong (o
Sinatra, o cualquier buen artista).
¿Te has sentido en
el cielo con tu canción favorita? Me refiero exactamente a eso, la delicia que
producen esos momentos gloriosos, como podemos olvidar todos los problemas a nuestro
alrededor y decidir menear nuestra cabeza al compás de la canción, cantando
quizás con poca gracia esa canción que casi no te sabes pero que te gusta
tanto. No solo cuando estás tranquilo y celebras toda la paz inentendible que
te rodea.
Ese instante donde
cantamos la nota más alta con
nuestros sentidos, y que no pudiéramos arreglar, mejorar o superar. Necesitamos
momentos así, simplemente porque ¡SI!, porque cuando llegamos al borde del día,
aquel día que creímos todo salió mal, que estamos cansados y que nadie puede
darnos el consuelo que necesitemos justo ahí: Entra la trompeta de Louis por el auricular derecho y un
dulce bajo por el izquierdo; calmando el salvaje pique (enojo), cansancio y desequilibrio en nosotros.
Tengo
el mundo en una cuerda
Sentado en un arco iris
Tengo la cadena alrededor de mi dedo
¡Qué mundo, qué vida, estoy enamorado!
Sentado en un arco iris
Tengo la cadena alrededor de mi dedo
¡Qué mundo, qué vida, estoy enamorado!
I’ve Got The World On A String – Louis Armstrong
Ten un gran día y Dios te bendiga.
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