Lay Up: Cliché De Moraleja Deportiva

Todos los derechos de esta imagen pertenecen a Alex Medina. 
alexmedina.co

Un poco de cultura de baloncesto (si quieres puedes obviar este párrafo pero no entenderás el titulo), según Wikipedia: Lay Up o Bandeja, en español, es en baloncesto el término que define un lanzamiento a canasta ejecutado tras dar un paso o dos después del bote, en el cual el balón se impulsa con la palma de la mano de abajo a arriba, dejando el balón lo más cerca del aro posible, o apoyándose contra el tablero. Está considerado como uno de los movimientos más básicos en el aprendizaje de este deporte. Se utiliza ese término por la similitud con dejar el balón con la palma extendida, en el cual el balón no se lanza, sino que se deposita con suavidad cerca de la canasta.

Este es la moraleja cliché de una experiencia deportiva, pero como no todos aprendemos lo mismo  aquí la mía, espero no aburrirlos con la mía, comenzaré con un punto clave: Soy un asco en los deportes, 21 años de vitalidad masculina en desuso deportivo, y hace unos días me quedé a jugar basket con compañeros de trabajo, y como todos sabían que no juego tan bien me tocó como decimos aquí: "arretar", después entre al juego y fue bastante emocionante tanto que me quedaron ganas de seguir jugando a pesar de lo cansado que terminé. De eso aprendí unas cosas de mi primera experiencia de juego movido, pues en el bachillerato había jugado pero nunca un juego así, gracias la mencionada poca habilidad en el juego.

1.    Observa y aprende:

En el primer juego estaba a una esquina de la cancha observando cómo se paraban, que posición tomaban cuando tenían el balón, cuando lanzaban, como corrían, sus contactos entre visuales entre ellos, en fin, cada movimiento que hacían, lo que me ayudó cuando entre al juego más tarde, tenía una noción de lo que debía hacer una vez ahí.

2.    Se humilde.

Muchas veces me cohibía de jugar porque creí que se iban a burla de mí y no tendrían paciencia a que aprendiera, y fue así en algunas ocasiones, pero esto chicos fueron pacientes conmigo, me dieron pautas y trucos desde antes de comenzar a jugar y yo con humildad escuché consejos y acepté correcciones.

3.    Estás en un equipo.

El cliché del cliché, en todo el juego me di cuenta que dependía de mis compañeros y ellos confiaban en mí, así que no quería ni debía tomar el estrellato en el partido, eso nos ayudó a ganar uno de los juegos.

4.    Abre los ojos.

Primero, porque puedes recibir un pelotazo en la cara. Segundo, al ser movido todo el juego pasa en unos segundos, tuve que mirar hasta la sombra de las personas a las que cubría y defendía (disculpen aún no tengo los términos aprendidos no sé si son los correctos), para evitar que tomaran el balón o quitárselos.

5.    Aprende de tus errores.

Después del juego, me quedé pensando en todo lo que hice mal, y se me iban ocurriendo la forma de corregirlo y jugar mejor. Es fascinante la manera en que pude darme cuenta de que hacia tantas cosas mal.

6.    No importa cuánto encestes, sino ganar el partido.

¿Esperaban algo humilde? Nooo! Se juega para ganar, recuerdo que nos iban ganando y yo apenas había encestado solo una vez en todo el partido, llego el momento en que empatamos, nos reunimos e hicimos una estrategia, no estaba en los planes que yo encestara pero todo termino conmigo y el balón, lo lancé y anoté el punto ganador y a veces depende de eso, del último lanzamiento.

7.    Nunca es tarde.

Tenía desde el bachillerato sin jugar esto, creí que era el peor, pero al final recibí alabanzas de todos mis compañeros, a veces el temor te hace perder el optimismo para intentar cosas nuevas o viejas que has dejado atrás, pero como yo solo necesitas un poco de impulso, confianza en ti y buenos compañeros que te den apoyo, siempre he pensado que puedo hacer cualquier cosa que otro ser humano pueda, si al final somos iguales, quizás no como él, pero si a mi manera.

Leídas por separado todas esas oraciones son enseñanzas que podemos aplicar no solo al basket sino a cualquier área de nuestra vida y de eso se tratan las moralejas, en especial los clichés.