Creando Monstruos

Nadie soporta a los orgullosos, arrogantes, chismosos, mentirosos, exagerados, en fin cualquier persona cuya presencia sea desagrado antes que placer. ¿Quién me dice que no es así? ¿Qué no tenemos la costumbre de rechazar y en casos específicos soportar a personas como las escritas hace un rato y aún peores? Estuve pensando en gente como está la semana pasada y en cuan fácilmente hacemos prejuicio de actitudes que vemos en la gente cosas como la arrogancia, el chisme, entre tantas cosas y le condenamos al instante.


Es tan sencillo esto de las etiquetas, más cuando es algo que desacredita a alguien, sin considerar el background o la historia que esta detrás de aquella persona. Y solemos hacer de eso un juego: Matemos a fulano. Comenzamos a criticar cada parte de la vida de fulano como las capas de una cebolla. ¡Un momento! ¿Si hacemos esto no nos convertimos en unos chismosos? ¡NO! ‘‘Para nada’’ ¿Por qué hemos de parecernos a aquel cuya cosas que hace es solo chismear? Solo contamos ‘‘lo que sabemos’’ de él, no es nuestra culpa que esa persona no tenga nada bueno. ¡Oh sí! (Espero que se haya notado todo el sarcasmo).

A esto quería llegar, caracterizamos a la gente como monstruos cuando en nosotros no hay más que lo mismo que en esas personas o peor. Esta es mi sencilla teoría: Somos quienes creamos a estas personas que luego rechazamos. Observa el ejemplo del chico arrogante: Tiene todo lo que pudiera pedir y algo más, padres de renombre y exitosos, dinero, bienes, talento. ¿Cómo tratarías a alguien así? ¡Alagándole! Le lambes (zalamar o adular)tanto a este pobre chiquillo que lo haces creer la gran cosa, comienza a comportarse como un arrogante cuando le muestras que su posición financiera, estilo de vida es mejor que el tuyo y por eso merece tener gente como tú haciéndole porras a diario. Hacemos del chico rico del barrio, un monstruo.

Y no me digas que no eres de esa clase de persona, y bueno, ¡quizás no lo seas! Pero, ¿qué hay con la vecina chismosa? ‘‘A nadie le gusta el chisme’’ (hahahahaha) Pero cuando tu vecina se acerca a comentarte todo lo que acontece en tu vecindario no la detienes, al contrario le motivas a seguir comentando y en ocasiones inventando cosas mientras escuchas y agregas uno que otro comentario en la conversación. Esa pobre y necia señora, quizás comenzó yendo con toda bondad a tu casa a contar alguito del vecino, y tú aceptaste aquello de manera de que ella sintió que su lugar en la vida era vagar por la vecindad buscando algo para contar a cada oído necio.

No es que todos seamos esa clase de personas pero a diario influimos a la persona a ser peores que a ser mejores, y creemos que aportamos algo de alguna manera criticando su vida. No digo que soportes a este tipo de persona, cosa que es muy difícil, pero si no vas a aportar de alguna manera a que aquella persona cambie o mejore su forma de vivir lo mejor es que guardes silencio y no te llenes de prejuicios sobre ella. Tomando la aquella actitud hacia ellos seguimos alimentando al gran monstruo que en algún momento alguien, y posiblemente tú creaste, ya sea aplaudiéndole por un logro, celebrándole un chiste de mal gusto, prestándole atención mientras criticaba a alguien más.


Lo más graciosos es que damos sentido al refrán que dice: Quien hace brujería, cree que todo mundo es brujo. Si vemos algo mal en lo demás es común que lo reconozcamos no porque esta mal si no porque acostumbramos a verlo en nosotros una y otra vez, somos aquel niño en busca de atención, mintiendo, chismeando y presumiendo, en una menor escala y cuando no somos quienes reciben la atención por nuestro mal comportamiento, ¡BAM! Crucificamos a estos tristes resultados del sistema. Mejor cuidemos la forma en la que rosamos con los demás para no seguir creando monstruos y, recuerda mi consejo: si no hay manera en la que puedas a ayudarlos a hacerlos mejores personas, mejor guarda silencio. Porque tú eres el responsable de estos monstruos, y un monstruo potencial.

Comentarios

Entradas populares